viernes, 2 de marzo de 2012

otra visita...


Otra visita más, y con esta ya van muchas. Como muchas son las veces que nos despedimos.
No son despedidas amargas porque sabemos que en breve nos volveremos a ver.
Pero no hablemos de las despedidas... ahora no.
Hablemos de cuando estáis aquí... de lo bueno que es volver a sentirse hijo por un rato aunque hace casi dos años que sea padre a tiempo completo. Es un lío porque yo grito 'papá' llamando al mío y cuando aparece, mi hija me mira extrañada y me recuerda que ese no es papá, que papá soy yo y el otro es el abuelo...

Es verdad que hay cosas que no cambian... como el olor: al abrir la puerta de la habitación de invitados he regresado como por arte de magia a los 15 años, cuando llegaba a casa del colegio y entraba en la habitación de mis padres... y siempre estaba ahí... ese sutil pero inconfundible aroma que impregnaba la habitación y que sería capaz de reconocer aun sin el resto de mis sentidos... una mezcla de perfume, colonia, aire fresco, maquillaje y serenidad...

Uno de los aspectos que más delata la presencia de mis padres en casa es la mesa del salón llena de revistas y periódicos: día tras día se van acumulando, con sus suplementos, los crucigramas, los sudokus... y es triste darse cuenta de lo vacía que se queda la mesa cuando ya no están...

Hay una cosa que no se si se lo he dicho alguna vez pero me gusta salir a tomar el aperitivo con mis padres, a tomar unas cervecitas y unos boquerones, a sentarnos al sol o detrás de una barra andaluza... de meternos en casas vascas en mitad de un barrio de palma y disfrutar de una estupenda comida y de una mejor sobremesa, con charla incluida porque es en las sobremesas donde mejor se charla, donde puedes llegar a conocer a las personas, donde puedes llegar a conocer a María José y José Ricardo antes de que fueran tus padres... puedes incluso ver cómo tu madre se pide y se casi termina un whisky con mucho hielo, y digo casi porque al final contó con la ayuda inestimable de su hijo por supuesto.

Bueno, pero también hemos tenido nuestros contratiempos, que no todo ha sido comer y beber... y es que entre los dichosos virus de la gripe y las visitas inesperadas a urgencias, ha habido días que nos hemos tenido que quedar guardando cama.

Y es que hay cosas que sí cambian... y como padre que aún tiene la suerte de disfrutar de los suyos, sólo pido una cosa: que sea por mucho tiempo, que estéis ahí como siempre lo habéis estado, cuando me ha hecho falta, cuando nos ha hecho falta... yo por mi parte sólo puedo deciros una cosa: gracias...



... y por si luego se me olvida... os quiero muchísimo papá y mamá.

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