Otra visita más, y con esta ya van
muchas. Como muchas son las veces que nos despedimos.
No son despedidas amargas porque
sabemos que en breve nos volveremos a ver.
Pero no hablemos de las despedidas...
ahora no.
Hablemos de cuando estáis aquí... de
lo bueno que es volver a sentirse hijo por un rato aunque hace casi
dos años que sea padre a tiempo completo. Es un lío porque yo grito
'papá' llamando al mío y cuando aparece, mi hija me mira extrañada
y me recuerda que ese no es papá, que papá soy yo y el otro es el
abuelo...
Es verdad que hay cosas que no
cambian... como el olor: al abrir la puerta de la habitación de
invitados he regresado como por arte de magia a los 15 años, cuando
llegaba a casa del colegio y entraba en la habitación de mis
padres... y siempre estaba ahí... ese sutil pero inconfundible aroma
que impregnaba la habitación y que sería capaz de reconocer aun sin
el resto de mis sentidos... una mezcla de perfume, colonia, aire
fresco, maquillaje y serenidad...
Uno de los aspectos que más delata la
presencia de mis padres en casa es la mesa del salón llena de
revistas y periódicos: día tras día se van acumulando, con sus
suplementos, los crucigramas, los sudokus... y es triste darse cuenta
de lo vacía que se queda la mesa cuando ya no están...
Hay una cosa que no se si se lo he
dicho alguna vez pero me gusta salir a tomar el aperitivo con mis
padres, a tomar unas cervecitas y unos boquerones, a sentarnos al sol
o detrás de una barra andaluza... de meternos en casas vascas en
mitad de un barrio de palma y disfrutar de una estupenda comida y de
una mejor sobremesa, con charla incluida porque es en las sobremesas
donde mejor se charla, donde puedes llegar a conocer a las personas,
donde puedes llegar a conocer a María José y José Ricardo antes
de que fueran tus padres... puedes incluso ver cómo tu madre se pide
y se casi termina un whisky con mucho hielo, y digo casi porque al
final contó con la ayuda inestimable de su hijo por supuesto.
Bueno, pero también hemos tenido
nuestros contratiempos, que no todo ha sido comer y beber... y es que
entre los dichosos virus de la gripe y las visitas inesperadas a
urgencias, ha habido días que nos hemos tenido que quedar guardando
cama.
Y es que hay cosas que sí cambian... y
como padre que aún tiene la suerte de disfrutar de los suyos, sólo
pido una cosa: que sea por mucho tiempo, que estéis ahí como
siempre lo habéis estado, cuando me ha hecho falta, cuando nos ha
hecho falta... yo por mi parte sólo puedo deciros una cosa:
gracias...
... y por si luego se me olvida... os
quiero muchísimo papá y mamá.
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