No dices nada… y tu silencio se clava tan hondo
como tu indiferencia al hablar
pretendo por todos los medios que me veas
que sepas que lo intento al menos
pero el espejo que tienes delante
solo refleja ese ademán vanidoso
que se oculta tras el velo de la cordialidad
tan frágil, que al mínimo roce se rompe
y mientras recojo los pedazos, te veo y te escucho
y el sentimiento vuelve y el dolor
pide paso por mi mejilla para caer
y sin darme cuenta
soy otra vez esa niña que sabe que no agrada
que nunca será suficiente, que necesita salir corriendo
porque la distancia es el único remedio
así que corro en mi mente desesperada
mientras, sentada, levanto exánime
la coraza quebradiza y la sonrisa
falsa, que, petrificada
desfigura mi alma,
soldado que lucha en batallas
que nunca ganará
en una guerra
que nunca acabará