Ayer acabé una
historia, palabras valientes
que se atrevieron
a salirse de su papel
mentiras inventadas
que ayudaron a contar verdades
puños que mandaron
a la lona nuestra conciencia
Y con la
conciencia abatida bajé a la calle
y me asaltó la
lucidez del que se desconecta
del que se queda
sólo rodeado
del que percibe
el detalle cuando le aturullan
Caminaba
acompañado, lleno de paciencia
disfrutando mientras perdía el tiempo
mirando sin
prisas, sin ver
escuchando ensimismado
E imaginaba cualquier
respuesta
y sonriendo
pensaba
que era más fácil
no gritar
y me dejaba
llevar jugando
En el parque, donde
los adultos
acotamos la
imaginación de nuestros hijos
la cronometramos,
mientras
esperamos
sentados a que nos sirvan
Ayer acabé una
historia
invento que me
dejó así
lúcido despojado
del peso
que carga mi alma
cada día