viernes, 9 de marzo de 2012

DESCAMPADO


Todo comenzó como en un sueño…

…era noche cerrada, de madrugada; ella vestía un traje de noche color plata con un corte que dejaba al descubierto unas piernas que no terminaban nunca; yo iba al volante de mi coche, sabiendo que ella me seguía el juego, seguro de mí mismo y con la certeza de que esa noche sería inolvidable.

Llegamos a ninguna parte, nos bajamos del coche y mientras nos perdíamos en la oscuridad yo seguía su mirada como hechizado, su mezcla de inocencia y sensualidad…parecía que el mundo se había parado y sólo las estrellas nos observaban desde el cielo como testigos mudos de nuestro juego.

Y el sueño terminó como una pesadilla…

…tenía frío… y de vuelta para recoger su abrigo, el hechizo se rompió y me di cuenta de que todo había cambiado; no había coches… no había estrellas… no había nada más excepto un descampado y unos edificios semi-derruidos al fondo…

… y de repente pensé en ella… está sola, perdida en esos edificios, esperándome… y poco a poco, como la arena dentro de un reloj, el pánico se apodera de mí.

Haciendo un esfuerzo de voluntad, empiezo a mover mis pies; de una sombra a lo lejos surge una figura… se dirige hacia mi; no me atrevo a mirar… acelero el paso pero la figura sigue acercándose…

-¡No hables con nadie!- me repito a mí mismo -sigue andando sin pararte-

Está muy cerca…ya puedo distinguir su cara demacrada, puedo oler su sudor rancio, puedo sentir su nerviosismo al compás de los latidos frenéticos de mi corazón… se para ante mi y me pregunta si tengo un cigarro. Mi cabeza no reacciona y mis manos me delatan… y cuando le voy a contestar que no fumo, un cigarrillo aparece de la nada como si se me hubiera caído. Sin apartar su negra mirada de mi se agacha a recogerlo… en ese momento, reanudo mi camino esperando que no me siga…

…no mires atrás, no mires atrás, no mires atrás… es lo único que me repite mi cabeza sin parar, mientras las gotas de sudor me resbalan por la cara distorsionada por el miedo… y continúo…

Me adentro en esas calles desoladas, oscuras, intentando recordar dónde estábamos, dónde la dejé… me cuesta mucho pensar, todo es real e irreal a la vez, las formas no se definen y nada tiene color, parece que la oscuridad se lo ha tragado todo y lo ha devuelto al mundo sin vida, apagado…

… al girar una calle me encuentro una cuesta que sube hasta un edificio, miro alrededor… las calles, ventanas, callejones, esquinas, escaleras y aceras siguen vacíos… entonces caigo en la cuenta de que ese edificio es el más alto de todos… subo la cuesta y siento un millar de ojos clavados en mí que pesan como piedras, que ralentizan mi paso…

… llego a la entrada, una pequeña puerta, como una puerta trasera en mitad de la fachada del edificio… la única entrada, sin ventanas, sin terrazas… nada, excepto los ladrillos apilados unos sobre otros…

… me paro en el umbral golpeado por una imagen que atraviesa mi cerebro como una flecha… sí, era aquí… justo detrás de este edificio… estábamos sentados, riéndonos… cuando me dijo que tenía frío…

… abro la puerta y entro… dentro de un túnel… la sensación de claustrofobia es indescriptible. Al darme la vuelta sólo veo oscuridad. Empiezo a oír unos pasos y en ese momento, lo poco que queda de mí me abandona y sale corriendo… sólo queda el miedo.

La búsqueda se convierte en persecución… no me pueden encontrar, tengo que salir de aquí… sobrevivir. Subo, bajo… me retuerzo, me arrastro, me araño… y justo antes de rendirme a la locura veo una luz al final del túnel… me olvido de todo y centro mi desesperación en llegar hasta allí…

… es de día, estoy en la parte trasera del edificio, en una ventana… ya ni me acuerdo de la chica, no se qué hago aquí… intento pensar en cómo bajar, cuando giro la cabeza y me encuentro cara a cara con mi perseguidor… a centímetros de mí… horrorizado, ahogo un grito en mi garganta… no me quedan fuerzas para correr… me quedo quieto sin poder apartar la mirada hasta que me doy cuenta de que tiene los ojos cerrados, pero la respiración agitada de un toro… es como si se hubiera quedado dormido mientras escalaba, aferrado con las uñas a la pared, y pudiera despertar en cualquier instante para reanudar su persecución…

… en ese momento, un gélido pensamiento derrite el miedo y me doy cuenta que sólo hace falta un empujón para arrojarlo al vacío. Para matar a la bestia… pero no puede hacer ruido, podría despertar al resto del edificio y nunca saldría vivo. Tiene que ser rápido… sin vacilar… una sola patada… y me libero de esta pesadilla… tiene que morir, lo tengo que matar… lo tengo que matar…

… estiro la pierna… apoyo las manos temblorosas en la pared… y empujo!!!


¡¡¡pero no cae!!! la bestia abre los ojos y me mira con la cara empapada en odio!!! le doy más patadas… manotazos… frenético… sin parar… mientras noto su aliento en mi cara…

… y de repente todo termina, la bestia ya no está… me asomo por la ventana y veo al hombre del cigarro tendido en la acera… inmóvil…

Rezo porque nadie haya oído la pelea mientras me deslizo por unas escaleras hasta el suelo… paso a su lado y permanece inmóvil, con los ojos cerrados. Todo está inmóvil.

Camino por las calles vacías y sin embargo, a cada paso, la sensación de ser observado se va incrementando. Siento su mirada en mi espalda, en mi cara, en mis piernas… dejo los edificios atrás y empiezo a correr por el descampado, pero no puedo quitarme el nudo que tengo dentro de mí… me sigue apretando, me sigue asfixiando…

y cuando subo al coche me despierto en el asiento del piloto, empapado en sudor, mareado, con nauseas y un sabor extraño en la boca… las llaves están puestas… miro alrededor y el descampado está vacío… arranco y dejo mi pesadilla atrás.

FIN

miércoles, 7 de marzo de 2012

CUENTO FUTURISTA


En un futuro…

Una placa donde podemos leer: SUBSIDIOS. Una fila de personas espera para ser atendida

¡Siguiente!

El hombre se acerca al mostrador y dice:

Sí, buenas… ¿para pedir la ayuda del suicidio?

Suicidios y desahucios la fila de al lado. ¡Siguiente!

Gracias.

Nuestro hombre se dirige al mostrador contiguo coronado por una placa donde figura: SUICIDIOS.

Buenas… ¿para pedir la ayuda del suicidio?

Sí, es aquí.

Pues por favor, quería pedir…

Antes de nada le aviso que la subvención para el suicidio se recortó hace una semana, o sea que si quiere suicidarse deberá hacerlo por su cuenta sin contar con la ayuda del estado…

Pero… es que no tengo otra manera de suicidarme y el banco ya me ha dicho que después de quitarme los ahorros, la casa, la familia y el coche, sólo quedo yo para pagarles…

Bueno, usted verá cómo lo hace, aquí no podemos ayudarle… ¡siguiente!

El hombre se encamina hacia la salida, cuando se encuentra con un viejo amigo del trabajo.

¡Hombre!

Hola…

¿Qué haces por aquí?

Vengo por lo del suicidio… ¿y tú?

Yo vengo a que me sellen la cartilla del paro, creo que aún me quedan unos meses para seguir trabajando…

Qué suerte…

Sí… sin seguridad social, me pago yo mi seguro privado; puedo dejar el trabajo sin indemnización cuando el empresario quiera y con mi turno partido de 12 horas hago lo que antes hacíamos nosotros dos juntos… así que ¡no me puedo quejar!

Pues a mi acaban de decirme que se han terminado las ayudas para el suicidio…

¡No me digas! Había un montón de gente pendiente de un hilo con esa ayuda…

No se qué voy a hacer… el suicidio colectivo está prohibido desde la gran crisis del 2012, y evidentemente no voy a dejar a mi familia sin la ayuda que supondría que me suicidara por el bienestar común de la ciudadanía…

Te entiendo… ¡¡¡para el bienestar de unos pocos hace falta el malestar de la mayoría!!!

Bueno, que te vaya bien en mi trabajo… y en el tuyo también.


De camino a la que era su casa, ahora propiedad del banco, nuestro hombre se cruza con un joven que corre a toda prisa por la calle:

Perdona, ¿dónde vas corriendo de esa manera?

¿No se ha enterado? ¡¡¡El gobierno ha sacado nuevas plazas para alfabetizar a los jóvenes desempleados!!! Son sólo 10 plazas y hay mucha demanda, sobre todo desde que se eliminó la educación gratuita.

¿Y dices que son para jóvenes desempleados?

Sí… ¿cuántos años tiene?

25

Mala suerte señor, usted ya no es joven; sólo se pueden presentar menores de 20 años.

Bueno…adiós.

Cabizbajo, nuestro hombre reflexiona acerca de su situación:

Podría ir al banco para pedirles permiso para viajar al extranjero… si me lo concedieran, con suerte podría estar unos años sin ver a mi familia, en un país donde no hablan mi idioma, trabajando todo el día… ¡sería increíble! ¡volver a trabajar! Volver a sentirme útil, explotado, como antes de caer en ¡¡¡desgraciaaaaaaaaa!!!

Sin quererlo, nuestro protagonista ha sido víctima de lo que se denomina comúnmente como EL CUENTO DE LA LECHERA. O lo que viene a ser lo mismo, mientras divagaba, ha caído en una fosa de un edificio en construcción que por motivos de recortes presupuestarios no tenía colocadas las vallas de seguridad. De esta manera podemos deducir que por mucho que le demos vueltas a nuestra situación, lo mejor es tener los pies en la tierra y mirar hacia delante, porque si no, te puedes caer.

FIN.

viernes, 2 de marzo de 2012

otra visita...


Otra visita más, y con esta ya van muchas. Como muchas son las veces que nos despedimos.
No son despedidas amargas porque sabemos que en breve nos volveremos a ver.
Pero no hablemos de las despedidas... ahora no.
Hablemos de cuando estáis aquí... de lo bueno que es volver a sentirse hijo por un rato aunque hace casi dos años que sea padre a tiempo completo. Es un lío porque yo grito 'papá' llamando al mío y cuando aparece, mi hija me mira extrañada y me recuerda que ese no es papá, que papá soy yo y el otro es el abuelo...

Es verdad que hay cosas que no cambian... como el olor: al abrir la puerta de la habitación de invitados he regresado como por arte de magia a los 15 años, cuando llegaba a casa del colegio y entraba en la habitación de mis padres... y siempre estaba ahí... ese sutil pero inconfundible aroma que impregnaba la habitación y que sería capaz de reconocer aun sin el resto de mis sentidos... una mezcla de perfume, colonia, aire fresco, maquillaje y serenidad...

Uno de los aspectos que más delata la presencia de mis padres en casa es la mesa del salón llena de revistas y periódicos: día tras día se van acumulando, con sus suplementos, los crucigramas, los sudokus... y es triste darse cuenta de lo vacía que se queda la mesa cuando ya no están...

Hay una cosa que no se si se lo he dicho alguna vez pero me gusta salir a tomar el aperitivo con mis padres, a tomar unas cervecitas y unos boquerones, a sentarnos al sol o detrás de una barra andaluza... de meternos en casas vascas en mitad de un barrio de palma y disfrutar de una estupenda comida y de una mejor sobremesa, con charla incluida porque es en las sobremesas donde mejor se charla, donde puedes llegar a conocer a las personas, donde puedes llegar a conocer a María José y José Ricardo antes de que fueran tus padres... puedes incluso ver cómo tu madre se pide y se casi termina un whisky con mucho hielo, y digo casi porque al final contó con la ayuda inestimable de su hijo por supuesto.

Bueno, pero también hemos tenido nuestros contratiempos, que no todo ha sido comer y beber... y es que entre los dichosos virus de la gripe y las visitas inesperadas a urgencias, ha habido días que nos hemos tenido que quedar guardando cama.

Y es que hay cosas que sí cambian... y como padre que aún tiene la suerte de disfrutar de los suyos, sólo pido una cosa: que sea por mucho tiempo, que estéis ahí como siempre lo habéis estado, cuando me ha hecho falta, cuando nos ha hecho falta... yo por mi parte sólo puedo deciros una cosa: gracias...



... y por si luego se me olvida... os quiero muchísimo papá y mamá.