el silencio me llama y lo mando callar
desesperado por oír una risa más
vacío,
con demasiados huecos por llenar
demasiado tiempo que recuperar
aburrido,
porque todo sigue en su sitio
y ya no ando mirando el suelo
por si tropiezo
con trozos de vuestra imaginación
y busco en la basura el tiempo que tanto perdí
y en un gesto desesperado regaño al espejo
que se esté quieto, que me escuche
como hacía con vosotras.