miércoles, 10 de julio de 2019

Raqqa


La pared de ladrillo, muda, no se quejó al desmoronarse
El polvo, suspendido, seguía maquillando la escena
Los objetos habían perdido la forma de hace apenas un instante,
aunque algunos se mantenían en pie, como un esbozo de sí mismos
El silencio posterior acalló los demás sentidos
ni siquiera el tacto era capaz de delatar la textura en carne viva
metal, piedra y vísceras invadiendo las fosas nasales
luchando por penetrar esa capa de mugre
que impedía respirar
mejor no te levantes, escuchó al intentar moverse
pero su instinto materno luchaba por negar
aquello que su histérica razón daba por hecho
y sus ojos no ayudaban, incapaces de traspasar el velo de la cordura
hasta que poco a poco, el manto de polvo deshizo los colores
convirtiendo todo en gris
la carne se volvió gris
las piedras y los cuerpos
los llantos y las lágrimas
todo se volvió gris