La pared de ladrillo, muda, no se quejó al desmoronarse
El polvo,
suspendido, seguía maquillando la escena
Los objetos
habían perdido la forma de hace apenas un instante,
aunque algunos se
mantenían en pie, como un esbozo de sí mismos
El silencio
posterior acalló los demás sentidos
ni siquiera el
tacto era capaz de delatar la textura en carne viva
metal, piedra y
vísceras invadiendo las fosas nasales
luchando por
penetrar esa capa de mugre
que impedía
respirar
mejor no te
levantes, escuchó al intentar moverse
pero su instinto
materno luchaba por negar
aquello que su
histérica razón daba por hecho
y sus ojos no
ayudaban, incapaces de traspasar el velo de la cordura
hasta que poco a
poco, el manto de polvo deshizo los colores
convirtiendo todo
en gris
la carne se
volvió gris
las piedras y los
cuerpos
los llantos y las
lágrimas
todo se volvió
gris