domingo, 10 de febrero de 2013

lluvia

Cuando llueve me acuerdo de mis padres…
de unas botas de agua y un paraguas…
de cómo transformaban un día frío y gris
en un juego
donde pisar el charco más grande
tenía una sonrisa como premio.

Me acuerdo de mi madre…
de cómo se le iluminaba la cara al verme
cuando volvía tan cansada...
de cocinar a su lado haciendo galletas o magdalenas
con los brazos en alto, blancos, llenos de harina...
devorando todos sus gestos, sus movimientos
preguntando cada paso…
qué era esto, para qué aquello…
y ella siempre respondía con paciencia
saciando mi curiosidad
enseñándome porqué lo hacía.

Me acuerdo de la mano de mi padre mientras paseábamos,
de lo grande que era, del calor que desprendían
y la seguridad que me invadía cuando la agarraba fuerte con la mía.

Los recuerdo a los dos sentados al lado de mi cuna
mientras me contaban cuentos inventados
de dimonis que tocaban música
a delfines que saltaban en el agua...
mientras ballenas que se tragaban
a peces que no recordaban,
eran remolcadas por grúas que pitaban
a tractores que soñaban
en verdes praderas donde atento,
un tal Frank,
vigilaba...
y así quedarme dormida…
mientras sin darme cuenta
el cuento soñaba.

Recuerdo el toc toc y la voz de mi padre al asomarse
los buenos días dibujados en su rostro al acercarse
y el amor encerrado en su mirada...
mantenerme tumbada y tantear,
con los dedos,
los barrotes de mi cama...
mientras tarareo una canción con la letra improvisada…
y estiro los brazos a sabiendas
de que mi padre, en cualquier momento,
sacará de su imaginaria chistera,
el biberón oculto tras su espalda.

Estos son sólo unos recuerdos, de los muchos que tengo...
de allí de donde con tanto cuidado fueron sembrados por vuestras manos
los recojo ahora y los guardo en estas letras
encerrando parte de lo que soy
por si alguna vez me hiciera falta
recordar...
y ya no estáis aquí.

Gracias papá, mamá

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